En cierta ocasión Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el labrador. Toda rama que no da fruto en mí la corta. Y todo sarmiento que da fruto lo limpia para que dé más fruto. Ustedes ya están limpios gracias a la palabra que les he anunciado, pero permanezcan en mí como yo permanezco en ustedes. Un sarmiento no puede producir fruto por sí mismo si no permanece unido a la vid; tampoco ustedes pueden producir fruto si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran y se seca; como a los sarmientos, que los amontonan, se echan al fuego y se queman. Mientras ustedes permanezcan en mí y mis palabras permanezcan en ustedes, pidan lo que quieran y lo conseguirán. (Juan 15, 1-7)
Nos mantenemos unidos a Cristo a través de la oración, la lectura de la Biblia y los sacramentos. Esta sección la dedicamos a la oración.
Orar es hablar con Dios. Como todo acto de comunicación con la persona que se ama, la oración puede tener distintas formas, distintos momentos, distintas intensidades. En muchas partes de la Biblia se hace la comparación del amor de esposos entre Dios y su pueblo; el Cantar de los Cantares es un libro dedicado enteramente a ese tema. Pensemos entonces en la comunicación en una pareja para entender mejor como debería ser nuestra comunicación con Dios.
La comunicación básica es el “saludo” en los distintos momentos del día: al despertar, al acostarse, en los encuentros cotidianos. Saludar a Dios al despertar ayuda a tenerlo presente el resto del día. Dice un libro de la Biblia: “amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas… repíteselo a tus hijos, habla de ellos tanto en casa como cuando estés de viaje, cuando te acuestes y cuando te levantes.” (Deuteronomio 6, 5.7). La oración no se solo en un momento del día; es una actitud permanente durante todo el día, es tener presente a Dios en todo momento.
Hay momentos que forman parte de la cotidianidad de la pareja, como cuando comen juntos o cuando van juntos caminando, en el carro o el transporte. En estos momentos podemos usar las oraciones o cantos que aprendemos de memoria. Requisito indispensable: no repetir las oraciones como loros, dichas al viento, sin estar conscientes de los que se dice. Jesús también nos lo advierte: “Cuando pidan a Dios, no imiten a los paganos con sus letanías interminables: ellos creen que un bombardeo de palabras hará que se los oiga.” (Mateo 6, 7). Rezar una oración aprendida es como recitar un poema a la persona que se ama, poniéndole sentimiento, degustando cada palabra, ofreciéndola con el corazón.
Luego están los momentos de mayor intensidad, como cuando los esposos se encuentran en la intimidad, y dedicamos un tiempo especial para estar en unión con Dios; Jesús nos deja ver que es un momento íntimo: “tú cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí, a solas contigo.” (Mateo 6, 6). En estos nos comunicamos mentalmente con Dios, pensamos en Él y le hablamos desde nuestra mente; podemos valernos de la lectura de algún pasaje la Biblia, alguna oración aprendida, o algún Salmo para ir complementando la oración mental. Lo más difícil es no distraerse, por eso Santa Teresa llamaba a la imaginación “la loca de la casa”. Suele ocurrir sobre todo al comienzo, pero poco a poco vas aprendiendo a mantenerte centrado en tu encuentro íntimo con Dios.
Si no estas acostumbrado a hacer oración, lo primero que se necesita es la formación de hábitos. Es lo más difícil al comienzo, pero al hacerse un hábito, ya forma parte de tu rutina diaria. Para formar hábitos debemos recurrir a algunos recursos muy sencillos. Por ejemplo, colocar en distintas partes de tu casa fotos o imágenes de Jesús. Debes tener una en tu cuarto, cerca de tu cama, y que sea lo primero que veas al despertar. Así, apenas abras tus ojos verás la imagen y recordarás saludar al Señor, o al acostarte le das las buenas noches. Si además colocas imágenes en distintas partes de tu casa, salúdalo cada vez que veas su imagen y eso te ayudará a tenerlo siempre presente.
Es conveniente tener algunas oraciones para rezarlas a diario en los momentos clave del día: al despertar, al iniciar la faena diaria, al acostarse. En este enlace te dejo varias oraciones.
Otro recurso es escuchar de vez en cuando música religiosa, la que más te guste, el ritmo que mejor te conecte con Dios. Muchas parejas tienen un tema musical que al escucharlo renuevan el amor que se profesan. Así mismo, escoge algunos temas que te permitan experimentar el amor que sientes por Dios, y escúchalos de vez en cuando, alternándolos, para que la rutina no los vacío de emoción y sentido.
Para los momentos de intimidad con Dios, lo conveniente es apartar un tiempo en tu rutina diaria. Tratar de que sea siempre a la misma hora, un tiempo que dediques de manera especial a la oración. Es bastante difícil planificar un tiempo libre en la agenda cuando estamos cargados de responsabilidades. Para algunos el momento ideal es en la noche antes de ir a dormir, mientras que para otros el mejor momento es en la mañana al despertar. Pero si tu día suele estar muy complicado y terminas acostándote muy cansado en la noche puedes probar al despertar quedándote unos minutos en tu cama y dedícalos a conversar con Dios; otra opción es buscar algún momento durante el día, como los minutos que restan después de almorzar; cada quién debe evaluar su propio ritmo.
Algunas sugerencias de oraciones:
- El Santo Rosario. Pero, ATENCION!, no debes rezarlo a la carrera; la meta no es completar los 50 avemarías. Es mejor rezar solo 10 avemarías bien “degustados”, que rezar los 50 sin saber lo que se dijo. María la Madre de Jesús nos pide rezarlo a diario y muchos santos nos lo recomiendan. Te sugiero conocer el origen del Ave María y del Santo Rosario.
- El rezo de Salmos. En la Biblia está el libro de los Salmos, una extraordinaria colección de oraciones inspiradas por Dios. En la Liturgia de las Horas los encontramos organizados para rezarlos diariamente en distintos momentos del día. En este enlace tienes una versión en línea de la Liturgia de las Horas.
- Devocionarios. Existen muchísimos libritos de oraciones que pueden ayudarnos en el camino de la oración. Recuerda que NO es solo leer… es leer desde el corazón, dirigiéndose a alguien, recitándole a Dios.
Recuerda que en todo proceso de crecimiento espiritual necesitas la ayuda del Espíritu Santo. La invitación es entonces a pedir al Espíritu Santo la ayuda necesaria para mejorar la vida de oración.
